GOTA

La gota es una enfermedad inflamatoria crónica que se produce por el depósito de cristales de urato monosódico en las articulaciones y tejidos blandos del cuerpo. Provoca episodios de dolor e inflamación articular de aparición abrupta, muy dolorosos e invalidantes.

Epidemiología:

  • La gota es más común en hombres que en mujeres.
  • La incidencia y prevalencia de la gota ha aumentado en las últimas décadas, debido a factores como el envejecimiento de la población, el aumento de la obesidad y el consumo excesivo de alcohol y alimentos ricos en proteínas.

Patogenia:

La gota se produce por un aumento de los niveles de ácido úrico en el cuerpo, que lleva a la formación de cristales de urato monosódico en las articulaciones y tejidos blandos.

Estos cristales activan la respuesta inflamatoria del cuerpo, lo que lleva a la aparición de los síntomas característicos de la gota.

La gota puede ser primaria, desencadenada por causas genéticas, o más frecuentemente secundaria al consumo excesivo de proteínas, o al uso de algunos medicamentos o a padecer algunas enfermedades como insuficeiencia renal, crónica, psoriasis o algunas enfermedades de la sangre.

Clínica:

La clínica de la gota puede variar desde episodios agudos de dolor articular intenso y enrojecimiento hasta la presencia de depósitos de cristales de urato en tejidos blandos y articulaciones.

  • Episodios agudos de dolor articular: El dolor e inflamación articular es el síntoma más común de la gota y suele ser de inicio rápido e intenso. El dolor suele afectar a una sola articulación, generalmente la del dedo gordo del pie, pero también puede afectar a otras articulaciones como la rodilla, el tobillo o el codo. El dolor e inflamación suele durar entre 3 y 10 días y se acompaña por otros síntomas como enrojecimiento, y aumento de la temperatura local. Estos episodios son recidivantes (se repiten en el tiempo).
  • Depósitos de cristales de urato: La gota también puede producir depósitos de cristales de urato en tejidos blandos, como en la piel, las orejas y las articulaciones. Estos depósitos pueden ser dolorosos, pueden provocar deformidades y pueden ser visibles a simple vista como pequeñas protuberancias de color blanco amarillento. Se llaman tofos.
  • Artritis gotosa crónica: Algunas personas con gota pueden desarrollar una forma crónica de la enfermedad que se conoce como artritis gotosa crónica. En esta forma de la enfermedad, el dolor y la inflamación de las articulaciones pueden ser persistentes y pueden producir erosión ósea y deformidades articulares.
  • Cálculos renales: En algunos casos, la gota puede producir cálculos renales, que son depósitos de cristales de urato que se forman en los riñones. Los cálculos renales pueden causar dolor abdominal intenso, náuseas y vómitos.

Diagnóstico:

El diagnóstico de la gota se basa en la presencia de los síntomas característicos, así como en la detección de cristales de urato monosódico en el líquido sinovial de la articulación afectada.

También se pueden medir los niveles de ácido úrico en la sangre, pero esto no es suficiente para confirmar el diagnóstico de gota, ya que muchas personas con niveles elevados de ácido úrico no desarrollan la enfermedad.

Tratamiento:

El tratamiento de la gota tiene dos objetivos principales: aliviar los síntomas agudos y prevenir la recurrencia de los ataques.

Para aliviar los síntomas agudos se pueden utilizar antiinflamatorios no esteroideos (AINEs) o corticosteroides.

Para prevenir la recurrencia de los ataques se pueden utilizar medicamentos que reduzcan los niveles de ácido úrico en el cuerpo, como la colchicina, los uricosúricos o los inhibidores de la xantina oxidasa.

Se recomienda realizar cambios en el estilo de vida, como perder peso, reducir el consumo de alcohol y alimentos ricos en purinas, y aumentar la ingesta de líquidos.

 

Alimentos que favorecen al aumento de ácido úrico:

Los alimentos ricos en purinas son los que más contribuyen al aumento de los niveles de ácido úrico en el cuerpo. Las purinas son sustancias que se encuentran en las células de muchos alimentos y que se metabolizan en ácido úrico en el cuerpo. Algunos de los alimentos que contienen altas cantidades de purinas son:

  • Carnes rojas y vísceras (como hígado, riñones y corazón)
  • Mariscos (como mejillones, almejas, cangrejos y langostas)
  • Pescados grasos (como el arenque, el salmón y las sardinas)
  • Alimentos procesados y enlatados (como patés, embutidos, conservas de pescado y carnes enlatadas)
  • Alimentos ricos en levadura (como la cerveza y el pan integral)

Además de estos alimentos, se recomienda limitar el consumo de alimentos y bebidas que contienen altas cantidades de fructosa, como los refrescos y jugos de frutas, ya que se ha demostrado que la fructosa puede aumentar los niveles de ácido úrico en el cuerpo. También se recomienda limitar el consumo de alcohol, especialmente la cerveza y el vino, ya que el alcohol puede disminuir la eliminación de ácido úrico del cuerpo.

Es importante tener en cuenta que la gota puede afectar a diferentes partes del cuerpo y que los síntomas y signos pueden variar de una persona a otra. Por esta razón, si se sospecha de la presencia de gota, se debe buscar atención médica para realizar un diagnóstico preciso y recibir el tratamiento adecuado.

 

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