Hoy un apunte más sobre la gota.

Uno de los problemas más importantes en el tratamiento de la gota es que los fármacos usados para bajar el ácido úrico en la sangre pueden provocar ataques de gota paradójicos durante un tiempo. Estos ataques de gota pueden ser más intensos y en otras articulaciones distintas a las afectadas previamente.

Este efecto tan perverso es fácilmente prevenible asociando otro fármaco para prevenir estos ataques debidos a la medicación, e informando al paciente de que pueden ocurrir y dándole los recursos necesarios para controlarlos.

En la práctica, algunos pacientes en los que se inicia medicación para reducir el ácido úrico (generalmente alopurinol o febuxostat) sufren el ataque de gota por el fármaco, acuden a un Servicio de Urgencias donde les tratan y les retiran el fármaco para reducir el ácido úrico.

Una vez que se ha pasado el doloroso ataque de gota el paciente vuelve a tomar el fármaco y puede volver a tener uno de estos ataques,  o decide no volver a tomar el fármaco y tiene un ataque de gota normal. Al final el paciente está con dolor, inflamación y confundido, sin saber lo que tiene que hacer ni en quien confiar.

Explicar un tratamiento, cómo se toma, que efectos adversos puede tener y que recursos están disponibles para el paciente es fundamental, es necesario que se comprenda bien y  lleva un tiempo del que a veces no se dispone en el sistema público de salud.

Por eso debemos pedir al médico que nos explique bien el tratamiento, y al sistema que los médicos tengan tiempo suficiente para atender a cada paciente.