Existe un número relevante de personas con artritis crónica que no presentan anticuerpos en los análisis de sangre. Ni factor reumatoide, ni anticuerpos anti-péptido cíclico citrulinado, ni anticuerpos antinucleares, ni nada.
Este grupo de pacientes puede presentar los siguientes diagnósticos:
- Artritis reumatoide con factor reumatoide negativo
- Espondiloartritis periférica
- Artritis psoriásica
- Artritis reactiva
- Artritis asociada a enfermedad de Crohn o colitis ulcerosa
- Otras artritis menos frecuentes
El diagnóstico es relativamente fácil en la artritis reumatoide al presentar una poliartritis crónica simétrica de predominio en pequeñas articulaciones como todas las artritis reumatoides. En el caso de las artritis asociadas a enfermedad intestinal nos ayuda el diagnóstico de la enfermedad intestinal. En la artritis psoriásica, la historia de psoriasis está presente, pero paradójicamente no en todos los casos. En la artritis reactiva nos puede ayudar al diagnóstico la presencia de otras manifestaciones sistémicas como conjuntivitis, uretritis o queratodermia blenorrágica. En la espondiloartritis periférica no tenemos manifestaciones sistémicas y la cosa se complica.
En los análisis de sangre de los pacientes con estas artritis suelen estar elevados los reactantes de fase aguda, como la VSG o la PCR, pero desafortunadamente no siempre y no son un marcador específico de ninguna enfermedad.
Además, la artritis que padecen puede no ser muy aparente a la vista y son de predominio en grandes articulaciones de los miembros inferiores, como los tobillos, los pies o las rodillas. Esto es relevante porque con la presión asistencial en el sistema sanitario es posible que no dé tiempo a quitase pantalones, calcetines y zapatos. Sin mencionar las derivaciones a especialistas con poca formación en enfermedades inflamatorias.
Esto hace que se retrase el diagnóstico durante mucho tiempo, hasta años. Con la consiguiente desesperación de pacientes y familiares y la aparición de secuelas, que como su nombre indica, duran toda la vida.
Una atención sanitaria más centrada en el paciente, menos carga asistencial de los médicos de cabecera para que dé tiempo a explorar de verdad a los pacientes, una mejor formación y mejores criterios de derivación al reumatólogo, harán posible acortar el tiempo hasta el diagnóstico de estos paciente y poder instaurar tratamientos eficaces, que existen, para mejorar los síntomas y la calidad de vida de los pacientes con artritis sin anticuerpos.