Los pacientes con enfermedades reumáticas tiene un riesgo aumentado de padecer infecciones potencialmente graves. Por lo tanto, deben seguir las recomendaciones de vacunación generales para la población, además de algunas consideraciones específicas relacionadas con su enfermedad y los medicamentos que estén tomando.

Las vacunas no reactivan las enfermedades reumáticas, si bien es cierto que en función de la enfermedad y del tratamiento utilizado su efectividad puede ser menor.

La vacuna contra la gripe es recomendada anualmente para pacientes con enfermedades reumáticas, ya que la infección por influenza puede ser grave para personas con sistemas inmunitarios comprometidos. La vacuna contra la gripe se actualiza cada año para proteger contra las cepas más comunes.

La vacuna antineumocócica es recomendable especialmente aquellos que toman medicamentos inmunosupresores o tienen un mayor riesgo de infecciones respiratorias.

La vacunación contra COVID-19 es especialmente importante para los pacientes con enfermedades reumáticas, ya que pueden tener un mayor riesgo de complicaciones si contraen el virus. Se recomienda que los pacientes reciban la vacuna contra COVID-19 tan pronto como sea elegible y siguiendo las pautas locales de vacunación.

Es importante mantener actualizada la vacunación contra el tétanos, la difteria y la tos ferina, ya que estas enfermedades pueden representar riesgos graves para la salud, independientemente de las enfermedades reumáticas.

Para ciertos pacientes con enfermedades reumáticas, especialmente aquellos mayores de 50 años, se recomienda la vacuna contra el herpes zóster para prevenir la infección y las complicaciones asociadas.

Las vacunas contra la hepatitis A y hepatitis B deberían ser administradas a los pacientes con enfermedades autoinmunes de alto riesgo.

Todos los pacientes con enfermedades reumáticas inflamatorias o autoinmunes deben seguir las recomendaciones de vacunación del virus del papiloma humano indicadas para la población general.

Las vacunas con virus atenuados, como la fiebre amarilla, pueden estar contraindicadas en función de la enfermedad o tratamiento empleado.

Las vacunas con virus atenuados deberían ser evitadas durante los primeros meses de vida en bebés de madres que hayan sido tratadas con determinadas terapias biológicas durante la segunda mitad del embarazo.

Es esencial que los pacientes con enfermedades reumáticas se comuniquen con sus reumatólogos para obtener orientación específica sobre las vacunas recomendadas y cualquier ajuste necesario en sus tratamientos antes o después de la vacunación.

Las recomendaciones de vacunación pueden variar según la región y las condiciones específicas de cada paciente, por lo que siempre es importante seguir las pautas de salud pública locales y las indicaciones de los profesionales médicos para asegurar una vacunación adecuada y segura.